- La medalla es un reconocimiento a la labor que ha realizado en Egipto desde 1984
EL CAIRO.- La arqueóloga española Carmen Pérez Die aún recuerda un atardecer del año 2000 en el que hizo uno de los descubrimientos más emocionantes de su carrera, una tumba adornada hace cuatro mil años con pinturas que habían desafiado al tiempo.
"Era como si volviera a revivir el pasado. Estaba escuchando los cánticos, oía al sacerdote-lector, estaba oliendo el incienso. Fue una impresión muy fuerte, y no lo olvidaré nunca", recuerda Pérez en una entrevista con Efe.
La arqueóloga hizo sus declaraciones poco antes de recibir la Medalla de Oro del Consejo Supremo de Antigüedades Egipcias, una distinción reservada a pocos en un homenaje que Carmen Pérez comparte con otros seis renombrados arqueólogos internacionales.
Se trata de un reconocimiento a una labor que viene realizando en este país desde 1984, con numerosas campañas de excavaciones en Egipto y una pasión que arrastra desde que a los 5 años comenzó a enamorarse de los rincones del Museo Arqueológico.
Doctora en Historia y Geografía y especialista en egiptología, esta madrileña tuvo su primer contacto con Egipto cuando, en 1975, nada más terminar su carrera, estuvo un año trabajando como becaria del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Carmen Pérez Die dirige la excavación en Heracleópolis Magna, unos 120 kilómetros al sur de El Cairo, que fue capital de una de las regiones del Egipto de los faraones y en donde arqueólogos españoles están investigando ininterrumpidamente desde 1984.
Fue allí cuando la arqueóloga se topó hace diez años con la tumba de Hotep-Uadyet, un alto funcionario, "amigo único" y "amado del rey", entre otros títulos, que controlaba la estancia de una sustancia parecida a la mirra y que se utilizaba para ceremonias.
"La tumba estaba abierta por el techo, y estaba rellena de tierra. En el momento que empezamos a limpiarla comenzaron a salir las imágenes. Se trataba de una procesión de sacerdotes, con el difunto sentado a una mesa", recuerda ahora.
"Todo en colores rojos y amarillos, maravilloso. Pensé: 'Estoy devolviendo a la memoria a una persona de hace 4.000 años'", agrega.
Aunque en su larga carrera Carmen Pérez y el equipo que dirige han encontrado muchos otros objetos y han tenido hallazgos igual de importantes, la emoción de la memoria se la dedica exclusivamente a la tumba de Hotep-Uadyet.
Poco después del descubrimiento, la tumba fue clausurada y ya nadie puede visitarla, "a la espera de si, en algún momento, se quieren sacar las pinturas".
"Cuanto menos se toque mejor. Cuando se abra tendrá que ser para llevarla a algún sitio", agregó.
En la entrevista, la arqueóloga española habló sobre los esfuerzos de algunos países, como Egipto, para recuperar piezas claves de su historia, como el busto de Nefertiti, que se encuentra en Berlín, o la piedra Rossetta, en Londres.
Es un tema difícil de abordar, admite, pero entiende que países como Egipto "pidan sus obras maestras, pero también que los museos que las tienen no quieran desprenderse de ellas".
Por ejemplo, añade, hay piezas en España, todas ellas ingresadas legalmente como donaciones o como fruto de los trabajos españoles y que, según Pérez Die, sirven "para enseñar la civilización egipcia desde allí".
"Aquí tienen tanto, tanto, tanto, que no tendrían capacidad para exponerlo", agrega.
Carmen Pérez Die, ex directora del Museo Nacional de Arqueología, encabeza una de las seis misiones españolas que trabajan en lugares distintos de Egipto, con medio centenar de expertos, una labor en la que España está involucrada desde hace más de un siglo.
"Nos falta mucho por descubrir", dice la arqueóloga, que sostiene que debajo de las ciudades o los pueblos egipcios puede haber sitios aún escondidos que sólo esperan al paso del tiempo, porque "no se trata de hacer una arqueología total".
"Hay que dejar algo para el futuro", añade.
"Era como si volviera a revivir el pasado. Estaba escuchando los cánticos, oía al sacerdote-lector, estaba oliendo el incienso. Fue una impresión muy fuerte, y no lo olvidaré nunca", recuerda Pérez en una entrevista con Efe.
La arqueóloga hizo sus declaraciones poco antes de recibir la Medalla de Oro del Consejo Supremo de Antigüedades Egipcias, una distinción reservada a pocos en un homenaje que Carmen Pérez comparte con otros seis renombrados arqueólogos internacionales.
Se trata de un reconocimiento a una labor que viene realizando en este país desde 1984, con numerosas campañas de excavaciones en Egipto y una pasión que arrastra desde que a los 5 años comenzó a enamorarse de los rincones del Museo Arqueológico.
Doctora en Historia y Geografía y especialista en egiptología, esta madrileña tuvo su primer contacto con Egipto cuando, en 1975, nada más terminar su carrera, estuvo un año trabajando como becaria del Ministerio de Asuntos Exteriores.
Carmen Pérez Die dirige la excavación en Heracleópolis Magna, unos 120 kilómetros al sur de El Cairo, que fue capital de una de las regiones del Egipto de los faraones y en donde arqueólogos españoles están investigando ininterrumpidamente desde 1984.
Fue allí cuando la arqueóloga se topó hace diez años con la tumba de Hotep-Uadyet, un alto funcionario, "amigo único" y "amado del rey", entre otros títulos, que controlaba la estancia de una sustancia parecida a la mirra y que se utilizaba para ceremonias.
"La tumba estaba abierta por el techo, y estaba rellena de tierra. En el momento que empezamos a limpiarla comenzaron a salir las imágenes. Se trataba de una procesión de sacerdotes, con el difunto sentado a una mesa", recuerda ahora.
"Todo en colores rojos y amarillos, maravilloso. Pensé: 'Estoy devolviendo a la memoria a una persona de hace 4.000 años'", agrega.
Aunque en su larga carrera Carmen Pérez y el equipo que dirige han encontrado muchos otros objetos y han tenido hallazgos igual de importantes, la emoción de la memoria se la dedica exclusivamente a la tumba de Hotep-Uadyet.
Poco después del descubrimiento, la tumba fue clausurada y ya nadie puede visitarla, "a la espera de si, en algún momento, se quieren sacar las pinturas".
"Cuanto menos se toque mejor. Cuando se abra tendrá que ser para llevarla a algún sitio", agregó.
En la entrevista, la arqueóloga española habló sobre los esfuerzos de algunos países, como Egipto, para recuperar piezas claves de su historia, como el busto de Nefertiti, que se encuentra en Berlín, o la piedra Rossetta, en Londres.
Es un tema difícil de abordar, admite, pero entiende que países como Egipto "pidan sus obras maestras, pero también que los museos que las tienen no quieran desprenderse de ellas".
Por ejemplo, añade, hay piezas en España, todas ellas ingresadas legalmente como donaciones o como fruto de los trabajos españoles y que, según Pérez Die, sirven "para enseñar la civilización egipcia desde allí".
"Aquí tienen tanto, tanto, tanto, que no tendrían capacidad para exponerlo", agrega.
Carmen Pérez Die, ex directora del Museo Nacional de Arqueología, encabeza una de las seis misiones españolas que trabajan en lugares distintos de Egipto, con medio centenar de expertos, una labor en la que España está involucrada desde hace más de un siglo.
"Nos falta mucho por descubrir", dice la arqueóloga, que sostiene que debajo de las ciudades o los pueblos egipcios puede haber sitios aún escondidos que sólo esperan al paso del tiempo, porque "no se trata de hacer una arqueología total".
"Hay que dejar algo para el futuro", añade.
Fuente: EFE
Hola Grandolina!! Admirable tarea, me imagino su sentimiento ante semejante descubrimiento. Un descubrimiento que deja sin palabras. Sólo las que La arqueóloga Carmen Pérez Die dice al final:"Hay que dejar algo para el futuro".
ResponderEliminarFeliz semana amiga!!!!!
Besosssss
Hola Grandolina, fantástica noticia para la arqueóloga y para una compatriota. Que envidia siento por esta mujer. Tuvo que ser una sensación inenarrable encontrar esa tumba en Egipto. uno de los sitios dónde las piedras hablan por si solas.
ResponderEliminarEsta frase suya lo dice todo: 'Estoy devolviendo a la memoria a una persona de hace 4.000 años'",
Y es cierto, esta gente pone al alcance el conocimiento de la historía.
Besos
Enhorabuena para esta mujer afortunada.
ResponderEliminarY pensar que en Egipto aun puede quedar tanto por descubrir! Es un filon inagotable que nos ira deparando nuevas sorpresas. Veremos qué será lo proximo! El momento en el que se topa con algo asi tiene que ser para no cambiarlo por ningun otro.
Feliz dia, madame
Bisous
Es bonita esa idea de dejar para el futuro, como un regalo para las nuevas generaciones.
ResponderEliminarUn abrazo desde Cádiz.
Hola Gabi!
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la entrevista, especialmente los sentimiento que expresa cuando hizo su descubrimiento, es como si viajara el pasado y viviera una ceremonia egipcia.
Sin duda se merece el premio, por su trabajo y perseverancia.
Besos
Hola Katy!
ResponderEliminarSin duda una gran noticia, para la mujer y compatriota, y como bien dice, devolvió a la memoria a una persona de hace 4000 años, y nos ayudó a entender mejor la historia, la cultura y las costumbres.
Un beso.
Hola La Dame Masquèe!
ResponderEliminarYo me imagino que hallar un descubrimiento de este alcance,
tiene que ser una sensación indescriptibre.
Y me imagino que trabajar en Egipto
tiene que ser muy gratificante,
por la cantidad de tesoros que encierra. "Tienen tanto, tanto, que no tendrían capacidad para exponerlo" ó "Nos falta mucho por descubrir".
Besos Madame
Un beso Madame
Hola José Miguel!
ResponderEliminarEllos mismos lo entienden así, que no deben de hacer una arqueología total, creo que la humanidad se lo agradecerá. Es preferible que los descubrimientos nos los sirvan en pequeñas dosis y siga el misterio y la magia
Un beso
Hola Teresa!
ResponderEliminarNo tienes que disculparte, lo primero es que te cuides y recuperes.
A mi también me encantaria, seguro que es algún momento lo podremos visitar, tenemos que mantener esa esperanza.
Un beso
Hola amiga Grandolina, pero que GRANDE ERES.
ResponderEliminarTe veo poco , pero me acuerdo de ti mucho y te quiero más.
Te animo a que sigas escribiendo de arte o de lo que sea.
Eres una buena amiga que disculpa todo, hasta no encontrar ese día para ir a tomar café.
Te quiero mucho y lo sabes.
Besos